Esta mañana ha sido como una de tantas mañanas. La vecina me ha dejado a su hija para que la llevara al cole y así ella poder irse a trabajar temprano tranquila para terminar antes. Que con el sol que pega es de agradecer estar a la 1 PM en casa.
El caso es que Silvia, que así se llama la cría, me ha pedido permiso para pintar en un cuaderno que le compré para ella, y yo, recordando la última vez que me pidió el cuaderno para pintar le he dicho.
-"Pero luego cuando te diga que hay que marcharse, lo recogerás todo rápido?"
Y ella me ha contestado -" Sí, lo prometo"
Total, que ante esa carita angelical no me he podido resistir más haciéndome la seria y se lo he dejado. Pero ha llegado la hora de irse al cole y como no le gusta nada de nada siempre se inventa las mil y una para tardar más, con la esperanza de llega tarde o de no ir.
Se ha puesto a recoger los colores uno por uno con su ya acostumbrada parsimonia matutina.
-"Sílvia me has prometido que irías rápido" Y me he puesto a ayudarla para acabar antes y marcharnos.
Pero cuando terminamos de recoger y yo le estaba recriminando no ir deprisa recogiendo me ha soltado la perla.
-"Es que solo tengo 4 años, no puedo ir más rápido"
Y ahí he recordado la obra del principito y de como debería verme esa niña de 4 años con mis prisas incomprensibles. Me ha dejado sin palabras
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